El Instituto Armado informó en un comunicado de que la red desarticulaba obtenía grandes beneficios mediante la adulteración de gasóleo bonificado (tipo B y C) para su transformación en gasóleo ordinario (tipo A).

Según la Benemérita, la peligrosidad de las instalaciones clandestinas era "muy alta", debido al almacenamiento de productos peligrosos y de la acumulación de gases.

Esta operación se inició cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de que una organización asentada en la zona norte de la provincia de Toledo pudiera estar adulterando importantes cantidades de gasóleo de tipo reducido o bonificado.

TRATAMIENTO IRREGULAR

Una vez comprobada la información, la Benemérita y la Agencia Tributaria pusieron en marcha un dispositivo de vigilancia y control sobre las instalaciones de almacenamiento de hidrocarburos y sobre varias naves industriales que habían despertado las sospechas de los investigadores.

Igualmente, se establecieron numerosos seguimientos de los camiones-cisterna propiedad de la organización, con lo que se pudo comprobar que la mayoría de los vehículos eran desviados hacia dichos almacenes.

Posteriormente se averiguó que estas instalaciones podían estar albergando dispositivos ilegales para el tratamiento irregular del gasóleo.

Por ello, la Guardia Civil procedió a realizar once registros en los domicilios sociales de las empresas de la organización y en las naves industriales sospechosas de albergar estas instalaciones, denominadas "lavaderos".

ALTA PELIGROSIDAD

Fruto de estos registros se localizaron los dispositivos y productos que utilizaban para poder adulterar el gasóleo, como ácido sulfúrico, bombas impulsoras, máquinas de filtrado y aceites industriales que se utilizan para mezclar con el gasóleo y aumentar así el volumen de éste.

Estas instalaciones tenían una alta peligrosidad debido a las condiciones de almacenamiento del gasóleo, de los productos químicos y de los residuos del "lavado", además de la acumulación de gases.