Se estima que la red podía haber comercializado unas 5.000 toneladas de grasas industriales dedicadas a la elaboración de jabones, por un valor superior a 1.800 euros (unos 300 millones de pesetas).

Las investigaciones comenzaron cuando la Dirección General de Sanidad y Protección de Consumidores puso en conocimiento de la Guardia Civil la existencia de una empresa en Holanda que exportaba productos a España más que sospechosos.

Las grasa industriales eran mezcladas en la elaboración del pienso, con el fin de aumentar el volumen de producción. Los detenidos en esta operación son vecinos de las localidades catalanas de Barcelona, Tarragona y Lleida.