EL DESCUBRIDR DE LAS FALSAS PINTURAS RUPESTRES DE ZUBIALDE DEBERA DEVOLVER EL DINERO QUE EL GOBIERNO ALAVES LE PAGO POR EL HALLAZGO
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La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo ha condenado a Serafín Ruiz Selfa a devolver a la Diputación Foral de Álava las 12.500.000 pesetas que esta organismo le pagó por el descubrimiento de unas pinturas rupestres, en abril de 1990, que posteriormente resultaron ser falsas.
El Supremo confirma así el fallo dictado en septiembre de 1995 por la Audincia Provincial de Vitoria. El Ato Tribunal argumenta que "la práctica totalidad de las figuras (pintadas) había sido manipulada", por lo que el demandado deberá reembolsar lo que se le pagó por su "pretendido descubrimiento de pinturas prehistóricas".
El hallazgo se produjo en abril de 1990, cuando un estudiante de historia y montañero llamado Serafín Ruiz daba un paseo por el monte. Las falsas pinturas rupestres se ubicaban en las estribaciones del Monte Gorbea, en Zubialde (Alava).
Cuando la Dputación Foral de Alava hizo público el hallazgo, en marzo de 1991, los estamentos oficiales lo calificaron como el descubrimiento de mayor categoría realizado en Europa desde 1980.
Las pinturas constaban de veinte figuras de animales, como las de un rinocerontes lanudo, que se suponía extinguido hace 20.000 años. Además, se podían apreciar trece manos, en tonos negros y rojos, así como complicados simbolismos. Entonces se creyó que los dibujos eran "procedentes del período magdaleniense de la era cuaernaria".
Sin embargo, un informe elaborado por una comisión de quince especialistas internacionales desveló que las pinturas rupestres de Zubialde eran "un auténtico fraude" y otras tantas ofrecían una "duda razonable sobre su autenticidad".
Los investigadores autores del informe encontraron restos de materiales modernos que habían sido empleados en la pintura, que de otra forma habría pasado por auténtica, ya que había sido elaborada con pigmentos naturales, ocres y manganesos, a la manera de ls prehistóricos verdaderos.
Según dicho informe, los falsificadores utilizaron una esponja de cocina par crear el efecto de incrustación de la pintura en la roca. Además, a los dibujos de animales presentaban una serie de imperfecciones que los hombre primitivos nunca hubieran cometido, dado que estaban acostumbrados a vivir a diario con cabras o bisontes.
(SERVIMEDIA)
20 Oct 2000
VBR