Según informó hoy la Dirección General de la Policía, la red, de origen rumano, captaba a las víctimasen sus localidades de origen en Rumania, con la promesa de un trabajo bien remunerado en España.

Una vez aquí, los trabajadores eran recluidos, "en régimen de esclavitud", en un piso de la calle Camino Viejo de Leganés, del que sólo salían para ir a trabajar en diversas obras de construcción en los alrededores de Madrid.

Los integrantes de la red retenían el pasaporte a sus víctimas, a los que le informaban que habían contraído una ficticia deuda que tenían que saldar, y que debían pagar una seri de gastos, como el alta en la Seguridad Social, en la que nunca estuvieron inscritos.

Además, los precarios sueldos eran gestionados por la organización, que lo remitía a las familias asentadas en Rumania. Si en un momento determinado los explotados decidían abandonar su cautiverio, recibían amenazas y golpes.

Finalmente, la policía localizó el piso de Camino Viejo de Leganés y la furgoneta utilizada en los traslados de los trabajadores. En el registro del inmueble se hallaron 4.000 euros en efetivo y los resguardos de envíos monetarios a Rumania, por lo que se ha constatado ingresos de 155.000 euros en una única cuenta.

Durante la operación también se detuvo a doce rumanos por estancia ilegal en España, a quienes se les ha incoado el correspondiente expediente de expulsión.