Las investigaciones se iniciaron en las Inspecciones Técnicas de Vehiculos de Burgos y Arrigorriaga (Vizcaya), ambas capacitadas para reconocer vehículos usados de importación, por parte de funcionarios adscritos a la Unidad Central de Policía Judicial de Madrid y a la Jefatura Superior de Policía de Bilbao.

Como resultado del chequeo de numerosos expedientes se detectó la existencia de una red de importación de coches robados. Los vehículos, siempre modelos muy caros, eran robado por un grupo de personas que elegían los mejores modelos y los vehículos en mejores condiciones.

La "exportación" se realizaba tras el "maquillaje" del coche, a los que se dotaba de falsas matrículas y de documentos nuevos. La comercialización se hacía a través de establecimientos dedicados a la compraventa de coches de segunda mano, de esta forma los compradores adquirían el vehículo con toda la documentación en regla.

Los coches intervenidos están matriculados en Bilbao, Madrid y Santander, y ran comercializados en Vizcaya y Cantabria. Los vehículos sustraidos procedían de la región italiana de Como y Milán.

Hasta la fecha han sido detenidas tres personas, aunque la policía ha identificado a dos de los responsables de la trama como dos ciudadanos españoles que se encuentran en la actualidad en prisión por otros motivos. La investigación ha premitido constatar la necesaria participación de un grupo italiano implicado en este tráfico ilegal.