Sobre las 14,30 horas, una persona llamó a la Policía indicando que había visto un paquete sospechoso encima de un quiosco situado en el ulevar donostiarra, zona muy concurrida en estos días por celebrarse la "Aste Nagusía" (Semana Grande).

Una vez en el lugar, los artificieros comprobaron que la bomba se hallaba en un aparato simulado de aire acondicionado, situado en el techo de la caseta, y procedieron a su desactivación.

También se temió inicialmente que hubiera un segundo artefacto, que podía encontrarse en una bolsa de deportes, pero los artificieros comprobaron que era una falsa alarma.

El explosivo había sido colocadoa 150 metros del recorrido de la tradicional procesión de La Salve, a la que asisten las principales autoridades políticas de la provincia y el "lendakari" José Antonio Ardanza, acto que viene registrando en los últimos años incidentes promovidos por grupos "abertzales" radicales.

Si hubiera explotado la bomba, las consecuencias habrían sido trágicas, ya que "ahora, la ciudad está llena de gente y podría haber sido una masacre", señaló un portavoz del Gobierno Civil.