Ante la Reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria (Ransa), que se celebrará en Madrid el 26 y el 27 de enero promovida por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, "Derecho a la alimentación. Urgente" deploró la "incoherencia e ineficacia de las políticas de las últimas décadas".

Por ello, estas tres ONG pidieron a los Gobiernos que "se comprometan a atajar realmente las crisis alimentaria, ecológica y energética originadas por el actual modelo de desarrollo".

Según datos de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2007 vivían en el mundo 923 millones de personas hambrientas, cifra que aumentó en 2008 hasta alcanzar los 963 millones debido a que fue el año en el que se produjo el mayor incremento de los precios de los alimentos.

"Derecho a la alimentación. Urgente" indicó que esta crisis alimentaria no puede desvincularse de las crisis económica, climática y energética que asuelan el planeta.

Añadió que estas cuatro crisis comparten el mismo origen: el actual modelo de desarrollo, basado en "el crecimiento económico salvaje, la liberalización de la economía y de los mercados y una agricultura que no tiene como prioridad el derecho a la alimentación de las personas, sino el comercio".

Esta campaña afirmó que en las últimas décadas la agricultura ha perdido relevancia en los presupuestos públicos y ha pasado de suponer una media del 18% en la década de los 80 al 3 ó 4% de la actualidad.

Por otra parte, aseveró que la producción actual de biocombustibles no se traduce en una autonomía energética de los países que proporcionan la materia prima.

Además, "Derecho a la alimentación. Urgente" subrayó que a la situación actual de desajuste de precios y de crisis alimentaria se ha llegado en parte por las políticas comerciales, de protección de mercados y de subsidios de los países del norte que han sufrido los países del sur.

Prosalus, Cáritas e Ingeniería Sin Fronteras lamentó que las estructuras de coordinación de instituciones, personas y programas de intervención en la lucha contra el hambre son tan complejas que resultan ineficaces.

Entre sus solicitudes ante la Ransa, están orientar la lucha contra el hambre desde el enfoque del derecho humano a la alimentación; identificar quiénes son los hambrientos y por qué lo son, y colocar en un lugar central en los programas de desarrollo económico una agricultura cuya finalidad sea garantizar la seguridad alimentaria.

Unificar los programas de lucha contra el hambre bajo un liderazgo único, incrementar la inversión en agricultura, reformar el sistema de producción de alimentos, proteger a los pequeños productores y fomentar el mercado de los productos locales son otras de las demandas.