El deportista madrileño señaló a Servimedia que ha sido "una experiencia muy dura, pero muy positiva", con la que ha querido demostrar que "las personas co alguna minusvalía son capaces de hacer una cosa importante y son tan válidas como las demás".

La navegación constó de un total de 20 etapas, en las que el deportista minusválido pasó un mínimo de 8 horas diarias que en alguna ocasión tuvieron que ser más, a causa de distintas complicaciones.

Bailón confesó que en ciertos momentos de la travesía lo pasó "muy mal", incluso pasó "verdadero miedo". Relató cómo en el delta del Ebro perdió la referencia visual con la costa, mientras había viento fuert y olas de cuatro metros, que en Ribadesella (Asturias) le cayó un rayo a 200 metros y que en Ayamonte (Huelva) embarrancó a las 10 de la noche en isla Canela.

La expedición, que estaba formada por un equipo de apoyo de siete personas, además del motorista náutico, contó con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, la Fundación ONCE, la Federación Española de Deportes de Minusválidos Físicos y las marcas Winston y Yamaha.

A Bailón, que también ha sido campeón de España de esquí para minusválids y miembro de la selección nacional en las Paralimpiadas de Invierno de Albertville 92 y Lillehammer 94, le acompañaron durante todo el recorrido dos coches de asistencia y una embarcación a motor de seguimiento.