Estas terapias ecuestres para personas con discapacidad se utilizan como complemento de otras terapias clínicas y mejoran el equilibrio y el sentido espacial y facilitan la circulación sanguínea. En los cursos, se utilizan tres tipos de terapias derivadas de la equinoterapia moderna: hipoterapia, equitación terapéutica y equitación adaptada.

Además, la actividad se realiza con la utilización de caballos especialmente entrenados y con la atención de personal cualificado, lo que permite mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades de diversa índole así como recuperar, en un alto porcentaje, sus capacidades.

Los 10 alumnos que, como máximo, forman cada clase podrán preparar el equipo de montar, vestir y desvestir al caballo, hacer ejercicios de habituación y aclimatación, guiar al animal tanto en pista como en paseo mientras se realizan programas de ejercicios de rehabilitación.

La Fundación destacó algunos de los beneficios que proporcionan estas terapias y que van desde "la mejora en la flexibilidad, fortalecimiento y resistencia de extremidades, en el equilibrio y la coordinación", hasta "el aumento de la autoestima y la atención", entre otros.