Según informó la compañía, en términos comparables el beneficio se redujo un 60% frente a los 14 millones de beneficio neto obtenidos sin tener en cuenta el impacto positivo en el impuesto de sociedades de la revalorización fiscal aplicada a las marcas de la compañía en Italia.

El productor de aceite de oliva cerró el primer semestre del año con una cifra de beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 22 millones, ligeramente por encima de sus previsiones para el periodo y a pesar de lo exigente del contexto económico internacional.

La firma no solo ha tenido que hacer frente a la normalización del consumo, asociada a la finalización de la crisis sanitaria global, sino también al incremento de los precios de las materias primas y a las tensiones sufridas en la cadena de suministro motivadas por la guerra de Ucrania o la huelga de transportes en España.

La mencionada reducción del consumo en el hogar tras la pandemia unido a la subida de precios en origen de la materia prima ha contribuido a la reducción de los volúmenes en un 11% con respecto al mismo periodo del año anterior.

Sin embargo, el traslado progresivo y parcial de parte del incremento de los costes a los precios de venta, unido a la mencionada evolución en los tipos de cambio, han compensado parcialmente esta bajada y la firma incrementó en un 11% su cifra de ventas, hasta los 398,7 millones.

A lo largo del primer semestre, la compañía ha continuado haciendo esfuerzos en cuanto a la reducción de la deuda financiera neta. Cabe destacar que esta disminuyó desde 120 millones a cierre del ejercicio pasado a 11 millones a cierre del primer semestre.