El decálogo pretende que el planeamiento urbanístico de los ayuntamientos recoja sus indicaciones. En concreto, que se planifique adecuadamente la localización de las áreas infantiles y de los servicios complementarios.

Otra de las demandas es que estas zonas estén bien protegidas de riesgos externos, como el tráfico rodado. Además, los parques deben ser accesibles para personas discapacitadas.

Los juegos, según las citadas orgnizaciones, deben contar con información clara de la edad para la que están recomendados, dónde acudir para dar cuenta de desperfectos o situaciones de peligro, así como sobre la localización de los centros sanitarios más próximos.

Los aparatos deben respetar las distancias mínimas de seguridad entre ellos, ser seguros y resistentes, así como visualmente atractivos. El suelo deberá ser de materiales adecuados para amortiguar golpes y caídas (arena, corcho).

Las áreas lúdicas se mantendrán en perfctas condiciones de limpieza y se impedirá la entrada de animales mediante sistemas eficaces. Un servicio de inspección garantizará con la periodicidad necesaria la adecuada conservación e higiene de los parques infantiles.

Las organizaciones firmantes del decálogo se comprometieron a luchar por la aplicación del decálogo y su difusión, especialmente ante las administraciones públicas, los profesores y los padres.

Apoyan el manifiesto por la mejora de los lugares de juego la Asociación Española d Parques y Jardines, CONCAPA, CEAPA, UNICEF, Save the Children, UGT, CCOO, Federación Española de Municipios y Provincias y la Asociación de Padres y Madres de la Plaza del Dos de Mayo, de Madrid.