Este aumento confirma la recuperación económica, tanto en el consumo industrial como en el doméstico, y obligó a las compañías a incrementar un 3,0 por ciento la producción de energía del 1 al 22 de enero de este año. Este desfase entre producción y consumo muestra el creciente recurso a las importaciones de energía que el sistema eléctrico está realizando para hacer frente a la creciente demanda, debido en buena medida a la disponibilidad de agua en los embalses.

Así, la producción hidroeléctrica ha disminuido un 31,2 por ciento desde primeros de año, la termoeléctrica clásica ha crecido un 30,5 por ciento y la nuclear, un 5,7 por ciento.