Los responsables municipales afirmaron que las atracciones acuáticas nocturnas son muy peligrosas para el público porque los clientes beben mucho alcohol, lo que, unido al gran recorrido y altura de las instalaciones del parque, puede originar accidentes.

A pesar de no contar con el permiso, los propietarios abrieron el arque de 12 de la noche a 8 de la mañana, con las atracciones acuáticas en funcionamiento, música y actuaciones en directo.

Además, en el local servían cenas y bebidas alcohólicas sin poseer tampoco la licencia preceptiva para esa actividad.

Tras la orden de cierre, los titulares del establecimiento solicitaron de nuevo la licencia de apertura, aunque los técnicos municipales han detectado otras deficiencias en la infraestructura del parque, como son la insuficiente iluminación y la falta de contol de ruidos, que provocaron las protestas del vecindario.

Los responsables municipales trasladaron la solicitud de la autorización para la apertura en horario nocturno a la Delegación de Gobierno de Madrid.

El terreno donde está asentado este parque era propiedad de Pryca y pasó por permuta al ayuntamiento, que, a su vez, firmó un convenio la pasada legislatura para ceder la explotación a los actuales propietarios.