a resolución da la razón a la Asociación de Fabricantes de Cigarrillos y Cigarros de Canarias, que acusó a Tabacalera de vender con pérdidas alguna de sus marcas, una denuncia a la que después se adhirió la Compañía Canariense de Tabacos.

Los hechos denunciados se remontan al año 1993, cuando Tabacalera ejercía un monopolio legal que le reportaba un 59,7% de cuota de mercado, y otro 6,1% a través de su subsidiaria CITA, mientras que la denunciante Compañía Canariense contaba con un 25,9%.

Las invstigaciones realizadas constatan que entre 1990 y 1993 Tabacalera perdió dinero con la fabricación y comercialización de sus cigarros "Farias", con la excepción de algunas variedades de la marca, debido a que el precio de venta era inferior al de producción y comercialización.

Asímismo, señala que la propia Tabacalera ha llegado a reconocer pérdidas con esta actividad, por ejemplo, 580 millones de pesetas en 1990, y que en 1993 algunas marcas de la competencia como "Reig Caza" o "Bravíos" desapareciern del mercado.

El abuso se produjo, según el Tribunal, "por la intención de mantener una marca y una posición en el mercado a base de fijar precios que producen unos ingresos por debajo de los costes, esto es, abundantes pérdidas".

"Esta política", añade, "sólo puede ser seguida por Tabacalera dada su posición en el sector, su extraordinaria capacidad financiera y la posibilidad de practicar subsidios cruzados entre productos que pertenecen a mercados diferentes".