La droga había sido camuflada en cápsulas de plástico e ingerida por los detenidos en Bolivia para intoducirla en el mercado hispalense. Una vez en Sevilla, escondieron la mercancía en un calcetín y en ropa interior.

La operación antidroga, en la que también fueron intervenidos 960 dólares norteamericanos, fue consecuencia del seguimiento realizado en el mencionado hotel por miembros de la Sección de Estupefacientes de la policía sevillana.