Tras analizar estos decepcionantes resultados, el informe del CES recomienda que la sociedad francesa se dedique más a adaptarse a las personas discapacitadas que a asistirlas, según informó "Le Monde".

Como primera carencia, el CES cita un "modo de vida poco adaptado a las dificutades de los discapacitados", que constituyen un sector de la población cada vez más numeroso (alrededor de tres millones y medio de personas en el país vecino).

Otra deficiencia importante son las persistentes barreras arquitectónicas. El CES advierte de que los edificios se siguen construyendo de acuerdo al "modo de vida concebido por personas sin discapacidades físicas".

El acceso a los servicios y transportes públicos tampoco ha mejorado, salvo los de aquellas ciudades que acaban de construirnuevos metros o tranvías, como es el caso de Lille, Toulouse, Grenoble o Estrasburgo.

En cuanto a la legislación, el CES subraya que su aplicación ha sido aleatoria y mal controlada, lo que ha dado lugar a resultados muy limitados. El 60% de las nuevas construcciones no se han realizado conforme a la normativa. Por esta razón, el CES ha recomendado establecer controles a priori y a posteriori para asegurar que se cumplen las normas sobre accesibilidad.

Por otro lado, el CES insiste en la necesida de una mayor y mejor integración escolar. Actualmente, 125.000 jóvenes van a clases especiales, mientras que sólo 65.000 acuden a centros ordinarios. El CES señala la "importancia vital" del acceso a la educación por parte de los niños discapacitados y que se reconozca por ley "el principio de obligación de integración escolar (...) siempre que no vaya en contra del interés del niño".

Para los adultos discapacitados, el CES pide un mayor acceso a la formación y hace un llamamiento al respeto de las cotas de empleo de trabajadores discapacitados.