"La situación, pasada una semana del golpe de Estado, es de máxima preocupación y, por tanto, esto exige una extrema prudencia por parte del Gobierno y del resto de las fuerzas políticas y parlamentarias", añadió.

En otro momento de la rueda de prensa,Rosa Conde habló de "desintegración galopante" de la URSS, que ha eliminado el llamado "nuevo orden mundial" después de la "guerra fría". Además, la ministra auguró oscuros presagios para la presente década.

"La década que nos espera, a juicio del Gobierno", dijo, "es una década muy compleja y complicada para Europa. Es por ello que el Gobierno establece dos premisas básicas de trabajo: una, seguir insistiendo en la construcción europea; la segunda, incidir en la importancia de conseguir máxima coordiación entre todas las fuerzas políticas y parlamentarias".

El Gobierno, explicó la ministra, reconoce que los acontecimientos en la URSS pueden afectar al ritmo de la unión política y económica europea.

Por eso, anunció, en la próxima "cumbre" de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Europea (CE), España pedirá, como primera medida, que se mantengan el plazo para la formación del Mercado Unico en la fecha prevista, el uno de enero de 1993.

"Para nosotros sigue siendo importante, o quzá ahora más importante, la Unión Europea", advirtió la ministra.

El Ejecutivo dedicó hoy, casi en exclusiva, su primera reunión después de las vacaciones de verano a debatir este análisis global y facultó al ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, para que establezca "contactos" con las Repúblicas bálticas sobre el restablecimiento de relaciones diplomáticas.

Este reconocimiento de Estonia, Letonia y Lituania será previamente notificado por Fernández Ordóñez a la Unión Soviéica, puesto que el tratado de restablecimiento entre ambos países, rubricado en 1977, no contiene reserva alguna sobre la posibilidad de independencia de las repúblicas bálticas.

Según Rosa Conde, es muy posible que, "en una primera fase", sea nombrado un sólo embajador como representante ante esas repúblicas, con las cuales España ya mantuvo relaciones en el período de entreguerras (1919-1939).

ACTITUD "MUY POSITIVA"

En la misma reunión infrormativa, la ministra transmitió la valoración "muy psitiva" que significa para el Gobierno el consenso de todos los partidos en la condena del golpe contra Mijail Gorbachov y las posteriores medidas de apoyo a la democracia soviética.

"Hay que reforzar el diálogo en política exterior para presentar, como país, una respuesta a todos y cada uno de los acontecimientos que tan rápidamente se van produciendo en los últimos días y que, previsiblemente, se producirán en los próximos", comentó.

Manifestó que este "desorden internacional" tiene que convertrse, con el esfuerzo de todas las fuerzas parlamentarias, en un nuevo orden internacional que sustituya al "resquebrajado por el terrible golpe de estado en la Unión Soviética".

En otro orden de cosas, la ministra afirmó que, "por ahora", el reparto del crédito de 150.000 millones de ayuda española a la Unión Soviética, que se firmó durante la reciente visita de Felipe González a aquel país, no será modificado por el actual proceso de desintegración de la URSS.

Explicó que es necesario que ese rearto siga asi porque es una forma más de mantener la ya de por sí difícil unidad soviética en estos momentos.

"Es verdad que la situación cambia de forma muy rápida y hay momentos en los que parece que no hay un gobierno único que pueda ser el destinatario de estas ayudas. En principio, la posición de España y de todos los países del mundo, es canalizar las ayudas en el mismo sentido que se estaba haciendo hasta este momento", concluyó la ministra.