Borrell defiende el crecimiento de los servicios públicos. "El verdadero debate", añade, "está en saber cómo se cubre el costo de estos servicios que,naturalmente, deben crecer al ritmo que crece la riqueza del país y la eficacia de sus sistemas fiscales".

El ministro señala que "la imagen tópica y ya no tan típica del burócrata ocioso que pasa su día haciendo pajaritas de papel, parapetado tra la indiferencia del "vuelva usted mañana", no puede utilizarse gratuitamente para descalificar y desmoralizar a los centenares de miles de personas que, junto a la cama de un enfermo, entre un niño y una pizarra, combatiendo la delincuencia..., cumplen una fnción de la que no podemos prescindir".

Borrell afirma que "hay que aumentar la capacitación y la motivación de los empleados públicos...Pero eso no se consigue descalificándoles, sino alentándoles. Hemos cometido muchos errores en este terreno y aunque las circunstancias económicas no sean buenas, existen resortes morales e institucionales que pueden contribuir a aumentar la eficacia de nuestras administraciones".

Reconoce que "el desarrollo del Estado autonómico ha aumentado los aparatos burocrticos de las nuevas organizaciones políticas, con duplicidades de servicios (invasiones competenciales las hay de todos hacia todos) y sobrecostes que pueden y deben evitarse. Pero hay que valorar estos fenómenos en sus justos términos y resistirse a la tentación "poujadista", populista y demagógica de los que creen que sólo debe producirse aquello que se puede comprar y vender en un mercado".