DEBATE NACION. EL PNV DA POR CONCLUIDO SU APOYO AL GOBIERNO Y CULPA DE ELLO A LA "PREPOTENCIA" DE AZNAR

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SERVIMEDIA

El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, dejaron hoy constancia de su ruptura en el Debate del Estado de la Nación, si bien ambos se exigieron mutuamente la oficialización de la decisión, y se acusaron mutuamente de provocarla.

Después de acusar a Aznar de gobernar "con cierta prepotencia", Anasagasti le pidió "que oficialice algo que es evidente, que no hay ningún tipo de relación política, que usted no piensa cumpir la segunda parte del pacto de investidura, y que esta es la historia de algo que pudo haber sido y no fue. Preferimos que lo haga usted a escuchárselo todos los días al señor Piqué, Arenas y Mayor Oreja, porque usted es el presidente. Y no delegue".

En su respuesta, Aznar le advirtió que no lo va a hacer. "Si quiere hacerlo, será su decisión", le dijo, al tiempo que le emplazó a reconocer que la decisión de romper su acuerdo con el Gobierno se debe a "otros acuerdos", y no al incumplimiento del paco de investidura.

El presidente lamentó explícitamente el contenido y el tono de las palabras de Anasagasti, pero le aseguró que su "escenificación" no resulta en absoluto "convincente", y que la decisión es un "profundo error".

Anasagasti argumentó, como uno de los motivos que han llevado a esta ruptura, la carta que Javier Arenas envió a Joaquín Almunia, "en la que le pide que se pongan de acuerdo contra un partido que teóricamente pasa por socio de su gobierno, y lo hace en un lenguaje de desclificación continua".

Aznar le respondió que en esa misiva sólo se proponía una "reflexión común" sobre el País Vasco, y juzgó "bastante infantil y bastante deficiente" que se justifique la ruptura en esta carta. "Sólo unas siglas se pueden alegrar (de esta ruptura) y no están presentes en esta Cámara", le advirtió Aznar en referencia a Euskal Herritarrok.

El portavoz peneuvista le aseguró que nadie da órdenes al PNV, y le reiteró en la necesidad de hablar "con quien haya que hablar", incluido EH "que no se comen a nadie". El presidente se limitó a responder que el diálogo es la base de su política, pero siempre desde la integración, sin fomentar los frentes.

"EL PEDESTAL DE LA ARROGANCIA"

Anasagasti no dudó en decirle a Aznar que en los últimos meses "se ha subido al pedestal de la arrogancia". "Aquí", dijo, "al parecer, no se apoya a alguien, se le tiene que adular; no se le respalda, se le tiene que jalear; no hay capacidad para secundar a alguien, sin renunciar a la crítica, conservandola libertad de disentir, como sucede en las grandes democracias".

La conclusión, le advirtió, es que el Gobierno del PP "de un planteamiento de centro derecha ha ido a la derecha y no al centro politico. Su talante en muchos momentos representa más lo reaccionario y radical que lo liberal y lo conservador", y ha quedado "muy atrás aquel talante de cerrar heridas y gobernar para todos". "No se puede hablar del centro político y actuar con la misma mentalidad que Romanones", remachó.

Anasagasti defndió el pacto de Lizarra, por entender que hizo posible la tregua de ETA, y le reprochó la ausencia de medidas concretas para cumplir la resolución del Congreso que reclamaba una política penitenciaria más flexible y dinámica. Además, le acusó de promover la "criminalización" de los nacionalistas por defender algo que el Gobierno ha hecho, como abrir contactos con ETA.

El presidente del Gobierno reiteró su disposición al diálogo y defendió dar pasos en favor de una paz definitiva, pero sin "aceptar elprecio que algunos quieren cobrar, ni la recompensa que algunos quieren cobrar", y exigiendo respeto a la Constitución y al estatuto de autonomía.

El tono duro de la intervención de Ansagasti fue poco a poco cediendo terreno a la ironía. En su segunda alocución, se permitió el tono de broma para calificar de "derechoso terrible" a Javier Arenas, provocando las risas del presidente.

(SERVIMEDIA)
22 Jun 1999
CLC