Describió la situación actual, en la que el sistema democrático parmite la defensa de cualquier idea, y aseveró con contundencia que "los terroristas y quienes les apoyan y amparan no forman parte de nuestra civilización".

"No es posible", continuó, "tener un pie a cada lado de la línea". Evitó, sin embargo, referirse al PNV o a su decisión de sguir manteniendo contactos con HB a pesar de los dos últimos atentados de la banda terrorista.

"La violencia terrorista", dijo, "es sinónimo de barbarie y terror. Es radicalmente incompatible con la dignidad del ser humano, de la que derivan la libertad y la justicia".

Reclamó de partidos políticos y de toda la sociedad la conservación del "espíritu de Ermua", que calificó como "el fenómeno de mayor relevancia social de los últimos años, del que fue protagonista el conjunto de la ciudadanía".

A su juicio, Ermua es patrimonio común del pueblo español y su mantenimiento un compromiso expreso del presidente del Gobierno. Aznar insistió en que el Ejecutivo "nunca cederá un ápice ante la amenaza o el chantaje del terrorismo. La paz a cualquier precio es una tentadora pero trágica opción. Cuando por cobardía moral ha sido asumida en momentos negros de la historia, ha provocado los mayores sufrimientos".

Finalmente, solicitó la unidad de todos los partidos políticos en defensa de los valores demcráticos y para conseguir un País Vasco "habitable", que no exija mártires y que pueda desarrollarse con pluralidad, paz y libertad.