DAVID BLUNKETT: "NO HE LLEGADO A MINISTRO POR SER CIEGO, SINO A PESAR DE SER CIEGO"
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El ministro de Interior del Reino Unido, David Blunkett, ciego desde niño, manifiesta que "durante toda mi carrera ha habido numerosas ocasiones en las que se han preguntado si yo podría hacer e trabajo igual que un político que ve, y la única forma en la que he podido demostrar que sí puedo ha sido haciéndolo".
Blunkett, uno de los miembros más importantes del Gobierno de Tony Blair, indica, en una entrevista publicada por 'El Mundo' que, no obstante, "no recomendaría a otra persona que me imitara, a no ser que sintiera realmente en la sangre que quiere ser político. Yo no lo he hecho porque soy ciego, sino a pesar de ser ciego".
El ministro británico no piensa que su minusvalía sea diícil de afrontar. "Tengo que vivir con ello, de modo que lo que trato es de buscar formas de enfrentarme al problema. Lo que más me preocupa es poder absorber la enorme cantidad de información escrita que tengo que asimilar. Lo hago con cintas magnetofónicas, y con transcripciones en braile desde ordenadores. El software lo traduce automáticamente. También utilizo mucho la memoria", explica.
Blunkett, que perdió a su padre cuando sólo tenía 12 años, afirma que "la experiencia de crecer en una viviendade protección oficial con gente muy pobre ha influido enormemente en mi perspectiva vital. Lo que le ocurrió a mi familia, la muerte de mi padre, me impresionó enormemente".
A pesar de todo, con 22 años ya era concejal, y a los 33 llegó a alcalde. "Estaba decidido a cambiar las cosas. Me costó mucho trabajo. Eran unos tiempos muy radicales para el Partido Laborista, y la señora Thatcher era políticamente muy poderosa. Nosotros en Sheffield estábamos intentando retar su hegemonía en el centro de la poltica británica sin poder hacer lo que un Gobierno de centro haría".
"Estábamos intentando encontrar nuevas formas de ofrecer servicios. Intentábamos devolver el poder económico y social a los usuarios antes de que nadie hubiese mencionado la palabra Tercera Vía", añade.
Con esa filosofía llegó al Parlamento en 1987. "Estuve profundamente frustrado en la oposición durante 10 años. Así que en cuanto entré en el Gobierno como ministro de Empleo y Educación, quise hacer cosas radicales, demostrarle ala gente que estamos de su lado, ya fuera mejorando la educación para los hijos o ahora tomando decisiones difíciles sobre el terrorismo o las drogas. El fin es el mismo: reforzar la comunidad para que la sociedad civil se fortalezca".
Resalta que "en mi caso, aprender fue una escalera para salir de mi desventaja. Me permitió conseguir lo que en un momento dado pareció imposible. Mi experiencia personal se transformó en compromiso político al reconocer que las oportunidades en mi vida no fueron el resltado de la suerte, sino de la lucha política de los que habían luchado contra la desigualdad en el pasado".
Respecto a la posibilidad de convertirse en el sucesor de Blair, Blunkett indica que "yo estaría encantado de tener a Tony Blair como primer ministro todo lo que dure mi carrera política. No hay una vacante para ese puesto y no hay ninguna competencia por ese trabajo. Tony es aceptado y apoyado en todo el mundo, desde España a los Balcanes, y desde Gran Bretaña hasta EEUU".
"Sí es verdad qe yo estoy muy cerca de él", prosigue. "Comparto su filosofía sobre la necesidad de crear comunidades fuertes, para crear individuos fuertes. Por eso él me apoya y confía en todas las cosas que he hecho y hago, tanto en Educación como ahora".
El ministro británico, quien llegó a Madrid el pasado jueves para firmar un tratado de extradición entre España y el Reino Unido, apunta, acerca de la dificultad de que en nuestro país una persona ciega llegue a este cargo, que "España ha tenido grandes músicos qe no veían, pero no políticos".
EURO-ORDEN
Por otra parte, Blunkett, uno de los mayores defensores de la orden de busca y captura europea, señala que "el retraso" en la aprobación de la euro-orden, prevista para el próximo 6 de diciembre, "se ha debido a la terrible sospecha de que incluso dentro de la Unión Europea los sistemas fuesen lo suficientemente abiertos. Yo lo llamo una falta de confianza. Tenemos que confiar los unos en los otros, porque somos democracias", concluye.
(SERVIMEDIA)
25 Nov 2001
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