El Dalai Lama, de 59 años y exiliado en la India antes de que el Tíbet, su país, fuera invadido por China, celebró la iniciación de la ceremonia del Kalachacra (rueda del tiempo) acompañado por 21 monjes tibetanos y tras convertir el Palau Sant Jordi en un templo repleto de los símbolos y colores de su religión.

Según explicó tras el acto, se encuentra "satisfecho" de estar en Barcelona para dirigir las sesiones budistas,ya que "es una ciudad orgullosa de promover la multiplicidad de culturas y también la armonía y entendimiento entre las diferentes religiones".

Asimismo, se refirió a las difíciles relaciones entre el Tíbet y China y señaló que a pesar de que su país es una nación independiente con historia, cultura, lengua y religión propias, hay que recordar que está ocupado por la fuerza.

Durante su visita a Barcelona, el líder del budismo tibetano tiene previsto entrevistarse en los próximos días con el presiente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, y el alcalde de la Ciudad Condal, Pasqual Maragall.