LOS CUPOS NO PREVEN TODA LAINMIGRACION QUE LLEGA A UN PAIS, ASEGURA UN EXPERTO DE LA OCDE

MADRID
SERVIMEDIA

El establecimiento de contingentes de trabajadores para canalizar los flujos migratorios no es un sistema eficaz, en opinión de algunos expertos que, como la delegación francesa, participaron en la Conferencia sobre Migraciones y Cooperación Internacional de la OCDE celebrada en Madrid a principios de esta semana.

Henry de Lary, miembro de la citada delegación, manifestó en una entrevista concedida a Serviedia que los cupos no permiten prever toda la inmigración que llega a un país.

De Lary no quiso pronunciarse sobre la eficacia del establecimiento de cupos, pero explicó que, a su juicio, son "una especie de previsión, que permite hacer comparaciones entre la inmigración que se estima y los resultados, y nosotros, en Francia, aunque sigamos haciendo previsiones, tenemos personas que no se han podido prever".

Este experto en asuntos migratorios, que pertenece también a la Dirección de la Poblacióny Migraciones de París, añadió que la política aplicada por su Gobierno en esta materia "es muy severa, admitimos a muy poca gente".

FLUJOS ANEXOS

Sobre los cupos, De Lary explicó que "cuando hay contingentes son, en general, de trabajadores, pero finalmente no son un bloque homogéneo", porque cuando se establecen, como en España, se acompañan "de flujos anexos de inmigración familiar o de científicos de alto nivel, que no estarán contemplados en el cupo, pero que evidentemente se sumarán a él".

En definitiva, señaló, hay una serie de categorías profesionales de extranjeros, como científicos, investigadores, empresarios o artistas, que no pueden preverse y que "no es posible incluirlos en un contingente".

De Lary se refirió también a uno de los flujos de inmigrantes más importantes, el de los viajeros o turistas, de los que Francia recibe varias decenas de millones cada año "y de éstos hay unos cuantos que intentan quedarse, lo que es siempre un inconveniente y no somos capaces de controlarl".

Por ello, agregó, "en Francia, como en España, no autorizamos a un extranjero a trabajar normalmente sin haber verificado que no hay un parado nacional o extranjero regular que pueda ocupar ese empleo. Nuestra política es muy severa, admitimos a muy poca gente".

Anualmente, Francia admite a unos 17.000 trabajadores, incluidos los comunitarios pero sin contar con los refugiados, lo que a juicio de De Lary "es muy poco". Además, aceptan unos 30.000 temporeros, porque "sabemos que los necesitamos pero en los últimos diez años las cifras han pasado de 70.000 a 30.000 trabajadores de temporada".

En su opinión, este descenso obedece a que "la situación económica hace que muchos franceses o extranjeros regulares acepten estos trabajos".

Respecto a la inexistencia de una política de inmigración común europea, De Lary señaló que "una política de inmigración es probablemente inseparable de una política de empleo, y no se puede identificar esa política sin tener idea de lo que es el mercado de tabajo en Europa, algo que desconocemos todavía".

Vaticinó también que el problema principal al que se enfrentarán los gobiernos occidentales en los próximos años será el de "luchar contra la inmigración clandestina", porque "hasta ahora han tenido formas de controlar la inmigración, pero si cerramos todas esas puertas que estaban abiertas, la inmigración será desgraciadamente irregular, atravesará las fronteras y ya lo estamos viendo en otros países".

En su país, los dos frentes en los que ahora e insiste son el control de flujos y los programas de integración de los inmigrantes. "Nacionalizamos a los extranjeros rápidamente, algo que nos caracteriza en comparación con otros países, que la personas extranjeras se hacen franceses, pero necesitan ayuda para hacerse de una forma más completa". "Deben sentirse franceses también en el sentido cultural", subrayó, "y seguramente, hay elementos que todavía hay que desarrollar".

(SERVIMEDIA)
03 Abr 1993
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