Francia, que era el país más reacio a cambir el nombre de "ecu" por el de "euro", al final ha aceptado. Arthuis señaló que esta decisión no modifica el Tratado de Maastricht.

Cuando el 31 de julio del 2002 los europeos lleven "euros" en sus bolsillos para cobrar y pagar en la moneda única, no será necesario añadir el nombre de la moneda nacional. Sobre esto, el acuerdo ha sido total, tras salvar algunas reticencias de Francia y otros paises.

"Lo importante será lograr la estabilidad presupuestaria que produzca la moneda única -dijo el minstro francés-, porque permitirá afianzar el crecimiento económico y empezar a crear empleo".

Otro gran problema que habrá de resolverse antes de que el "euro" llegue a nuestros bolsillos es cómo se produce el fraccionamiento de la moneda, y su propia acuñación. "Habrá que buscar una enorme fábrica de moneda -dijo Jean Arthuis- con las suficientes garantías de seguridad".

En los próximos meses, el Consejo de Economía y Finanzas -Ecofin- definirá los procedimientos para que los estados que no estántodavía en condiciones de llegar a la Unión Económica y Monetaria alcancen un pacto de estabilidad que les lleve a la tercera fase al mismo tiempo que los paises del "núcleo duro".