Mubarak hizo esta declaración en una rueda de prensa conjunta con el presidente del Gobierno español, José María Aznar, quien antes de escuchar esas palabras había afirmado que, independientemente de que la paz es buena y hay que procurar que se logre, el décimo aniversario de la Conferencia de Madrid de octubre de 1991 supone "una continuidad"con la presidencia española de la UE en el primer semestre de 2002.

"Habida cuenta de las nuevas circunstancias en Oriente Medio, es bueno empezar a pensar, empezar a trabajar, empezar a moverse en una dirección positiva y ojalá cuaje en ese sentido. Naturalmente, yo soy muy consciente de que, desde ese punto de vista, la relación española con el presidente Mubarak y con Egipto tiene una especial y singular trascendencia, y el intercambio de opiniones y de impresiones y de evaluación entre nosotros eseremos que nos dé lugar para acciones comunes, positivas, que sirvan de utilidad", dijo Aznar cuando fue preguntado sobre otra posible conferencia en la capital de España.

Después de escuchar estas palabras, Mubarak recordó que las bases establecidas en la Conferencia de Madrid no se están cumpliendo y añadió que "si todo el mundo respetara estas bases, podríamos avanzar. 'Madrid 2', en este caso, sería una pérdida de tiempo porque no hay nuevas bases para sentar".

Esta contundencia con la que Muarak cerró la rueda de prensa contrasta con las palabras que ayer pronunció el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, quien dejó abierta la posibilidad de una nueva conferencia y reconoció que en su entrevista con Aznar se había tratado ese asunto.

El Ejecutivo español ha sondeado en los últimos meses a los países árabes en tal sentido, pero ya ayer, ante la previsible negativa de algunos de los actores en el proceso de paz árabe-israelí, los embajadores recibieron instrucciones del popio Aznar para no hacer hincapié si la propuesta pudiera ser vista como una intromisión en el proceso.

NO CERRAR LA PUERTA A SHARON

Lo que sí ha hecho hoy Aznar es fijar la posición del Ejecutivo español respecto a la victoria del ultranacionalista Ariel Sharon en las elecciones israelíes de la pasada semana. Aznar pidió que no se le juzgue por su pasado, en alusión al hecho de que su visita a la explanada de las mezquitas de Jerusalén fue el detonante de la nueva Intifada palestina.

Durante ls últimos meses, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, ha recordado estos hechos como ejemplo de irresponsabilidad política, pero hoy, a 24 horas de su entrevista con el propio Sharon y con Ehud Barak en Jerusalén, Aznar dijo que se deben respetar las políticas de los gobiernos y no mirar al pasado.

"Es un proceso largo que en algún momento tendrá que desembocar en fórmulas estables y definitivas. Eso es lo deseable. Me parecería absurdo que el caudal, el acervo que se ha ido construyendo co tanto esfuerzo y que ha puesto a las partes más cerca que nunca pueda ser destruido, ser revisado o retroceder a etapas anteriores", indicó.

Sobre esa base, añadió, en referencia a Sharon, que no es partidario de "cerrar la puerta a nadie" ni de juzgar hechos pasados. El Gobierno israelí que se forme, subrayó, "tendrá que definir" su política en relación al conflicto y después el resto de países "tendrán que tomar las decisiones correspondientes".

Aznar defendió lo conseguido hasta ahora porque,aunque reconoce que el proceso se está haciendo largo, "no hay procesos eternos". El presidente español estima que "puede haber guerras todavía mucho más largas. No nos equivoquemos al fijar posición. Las guerras interminables son mucho peores que los procesos, por largos que éstos sean".