El diputado convergente conenó las ejecuciones ocurridas en la isla caribeña "con toda firmeza" y defendió que todas las fuerzas políticas españolas y europeas transmitan un "mensaje de unidad a Castro, para que sepa que así no se pueden hacer las cosas".

A su juicio, ha llegado el momento de "interrumpir" esa tendencia de "los demócratas europeos, y entre ellos españoles, de que por miedo a que se nos confunda con unos fascistas de Miami, podemos haber reaccionado con tibieza en el pasado".

"Eso tiene que terminar", dijo,"tenemos que hacer oír nuestra voz de apoyo a la disidencia cubana y de condena de este tipo de prácticas, aún riesgo de que alguien pueda mezclarnos con lo que representan algunos elementos de extrema derecha del exilio cubano".

En respuesta al presidente José María Aznar, quien acusó a la oposición de condenar la guerra en Iraq y no las ejecuciones de Cuba, dijo que "el problema de los muertos de Iraq es que protestamos por aquellos que han muerto en nuestro nombre".

"Esos sí que son muertos ditintos", aseguró, "una cosa son los muertos de las dictaduras, que son todos iguales, los de Castro, los de Sadam.... y son de un tipo. Pero la particularidad de los muertos en Iraq y que merece una condena claramente distinta, es que son muertos hechos en nuestro nombre y en teórica defensa de nuestros valores y, en consecuencia, cada uno de esos muertos a mí me importan más".

En este sentido, hizo un llamamiento al Gobierno para que modere sus ataques a otros partidos si quiere que se recupere la undad con la oposición en política exterior. "Da la sensación", dijo, "que el Gobierno, y particularmente Aznar, han descubierto que se encuentran mucho más cómodos en la confrontación".