Parlamento

El Congreso rechaza que los diputados puedan hablar o presentar documentos en las lenguas cooficiales

- El PSOE tumba junto al PP, Vox y Ciudadanos una reforma del Reglamento presentada por nacionalistas y apoyada por UP

MADRID
SERVIMEDIA

El Congreso de los Diputados rechazó este jueves con 268 votos en contra (PSOE, PP, Vox y Ciudadanos) , 71 a favor y 2 abstenciones una proposición de reforma del Reglamento de la Cámara registrada por ERC, PNV, JxCat, PDeCat y BNG para que los parlamentarios puedan intervenir oralmente y presentar documentos en las lenguas cooficiales distintas del castellano.

El Pleno del Congreso votó hoy un texto que se debatió el martes en una accidentada sesión en la que los diputados Montserrat Bassa (ERC), Miriam Nogueras (JxCat), Néstor Rego (BNG) y Albert Botran (CUP) forzaron al vicepresidente primero de la Cámara, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, a retirarles el uso de la palabra en la tribuna por hablar en catalán y gallego ignorando hasta tres veces sus requerimientos para que lo hicieran en castellano.

Gómez de Celis ya había pedido, antes de comenzar el punto, primero del orden del día, que los oradores ejercieran el uso de la palabra en castellano para que todos los intervinientes utilizaran el castellano a fin de que todos los oyentes, diputados o espectadores, pudieran entenderles.

Sin embargo, Bassa, la primera en intervenir, tras preguntar en castellano a los diputados si se imaginan que en un restaurante no puedan hablar en su lengua, o que sólo una minoría de asignaturas o programas de televisión se impartieran o emitieran en ella, pasó a quejarse en catalán del supuesto “supremacismo” de la lengua castellana.

Tras pedirle respetuosamente y por tres veces el vicepresidente del Congreso que pasara al castellano para que todo el mundo pudiera entenderla, le pidió que abandonara el estrado, entre quejas de “humillación” de otros diputados. Después de un minuto de conversación entre ellos en la tribuna y de que él le recordara que, según el Reglamento de la Cámara, podía expulsarla del Pleno para toda la sesión y todavía no lo había hecho, Bassa accedió a volver a su escaño.

Le siguió Nogueras, quien preguntó a Gómez de Celis si el “uso lógico y sensato” de las lenguas al que había apelado ante Bassa era hablar sólo en castellano, y prosiguió en catalán quejándose de que si su lengua no cabía en el Congreso, ellos tampoco. Gómez de Celis tuvo que apercibirla como a su predecesora, pero Nogueras insistió en seguir en catalán. El vicepresidente le pidió de nuevo que usara la lengua común para que todos la entendieran, a lo que Nogueras reaccionó gritando en catalán que su país es Cataluña y “visca Catalunya lliure”.

El tercer interviniente fue el portavoz del PDeCat, Ferran Bel, quien dio las buenas tardes y siguió hablando pero, a diferencia de sus predecesoras, repitiendo cada frase en catalán y en castellano. Así, defendió modificar el Reglamento para que los diputados puedan presentar documentos y hablar en el Pleno en su lengua, en esta segunda posibilidad con traducción simultánea. “No hacerlo es no aceptar que están viviendo en un Estado plurinacional”, reprochó, y no aceptó que sólo se permita en el Senado, para no “convertir el Senado en una Cámara folclórica”.

Tras él, el diputado de Compromís, Joan Baldoví, comenzó citando los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, quien decidió uniformizar la lengua y el Derecho según las normas castellanas. Justificó que el catalán, como el castellano, es latín mal hablado y siguió adelante en la primera lengua defendiendo poder hablarla en igualdad de derechos ya que pagan impuestos como los demás ciudadanos.

GALLEGO Y EUSKERA

El diputado del BNG, Néstor Rego, se expresó en gallego defendiendo el derecho a normalizar el uso de esa lengua, a lo que Rodríguez Gómez de Celis le instó a pasar al castellano sin que aquél le hiciera caso, por lo que el vicepresidente de la Cámara tuvo que pedirle que lo abandonara.

Por el PNV, Joseba Agirretxea comenzó en euskera pero luego pasó al castellano para rebautizar la proposición como una iniciativa “para cambiar la mentalidad castellanocentrista del Congreso” y asegurar que deberían haberla llevado el resto de los grupos parlamentarios, los que dicen presumir de que las lenguas cooficiales son también españolas.

Atribuyó el que no lo hicieran a un “miedo atávico” a lo que no sea castellanocentrismo y a que “no se creen” el plurilingüismo. “No nos quieren dentro y no nos dejan estar fuera”, resumió, enarbolando, más que el euskera en sí, que “los derechos lingüísticos de los vascoparlantes deben ser reconocidos”, y no los concede ni deniega ninguna Presidencia del Congreso. Preguntó qué pasaría si en el Parlamento Europeo no dejaran hablar en castellano, y pronosticó que se llegará a hablar euskera antes en Bruselas que en Madrid.

Ejerció el turno en contra, en nombre de Vox, su diputado Juan José Aizcorbe, quien leyó en catalán una frase de Salvador Dalí para demostrar que se perdía contenido en la traducción. Lo contrapuso a una frase que leyó en castellano y que todos los diputados entendieron para denunciar “el despilfarro inútil” que sería obligar a traducir todas las intervenciones en el Congreso.

Aizcorbe aseguró que él tiene dos lenguas propias, castellano y catalán, y las maneja por igual, pero que el español se ha extendido por toda España y por todo el mundo y es lengua de todos. Criticó la instrumentalización de las lenguas por algunos gobiernos autonómicos, entre ellos el gallego del ahora presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y recordó que el exlíder de ERC Josep Lluís Carod-Rovira habló en castellano con dirigentes de ETA cuando se reunió con ellos en Perpignan en 2003 porque “su necesidad era entenderse”.

Acusó a los nacionalistas de “jugar con los sentimientos” para quebrantar la razón y avanzar en la dispersión, y defendió que lo que se debe utilizar en una cámara donde la palabra y el debate son esenciales, también el Senado, se emplee la lengua común, para evitar monólogos dirigidos a los propios y la exacerbación de los hechos diferenciales.

FIJACIÓN DE POSICIÓN

El resto de grupos parlamentarios utilizaron el turno de fijación de posición. En nombre del PSOE, su diputado gallego Guillermo Meijón dijo haber visto años en que se discriminaba a las lenguas cooficiales, mientras que ahora están en situación de igualdad en las comunidades en que se hablan y también en el Senado, lo que le parece “un equilibrio razonable”.

Dijo que el peligro para las lenguas es la pérdida de hablantes, y afeó al actual presidente del PP que se queje de “apartheid lingüístico” en Cataluña cuando él, cuando presidía la Xunta de Galicia, vetó un acuerdo sobre lenguas en el Parlamento gallego y luego impuso un decreto. Finalmente, reprochó los ataques a las lenguas cooficiales confundiéndolas con separatismo.

El diputado balear del PP Miguel Ángel Jerez dijo que las lenguas cooficiales hay que respetarlas, pero señaló a los representantes de los grupos parlamentarios que no sólo representaban a los ciudadanos que las hablan, sino a todos los españoles, que no tenían por qué oírles traducidos. Así, advirtió de que el PP no aceptaría la ”balcanización” de la vida parlamentaria ni tener que contratar a traductores para que les cuenten lo mismo.

Aseguró haber hecho a sus hijos aprender también el catalán, pero enseñarles que las lenguas son un medio y no un fin y que están subordinadas al derecho de todos a entenderse. Así, terminó defendiendo la pluralidad frente al nacionalismo excluyente y pidió al PSOE que no se doblegue a los grupos parlamentarios que lo esgrimen y justifican.

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, comenzó hablando en aragonés por primera vez en el Congreso, y ya pasó al castellano para defender el uso de las distintas lenguas. Por el mismo grupo, Joan Mena, de los Comunes, dijo en castellano que le habría gustado defender en catalán la plurinacionalidad y reprochó al PSOE que se uniera a quienes no son capaces de aceptar una supuesta riqueza de país.

Luego Roberto Uriarte, diputado vasco del grupo confederal, se declaró orgulloso del euskera y defendió la riqueza de las lenguas y su condición de patrimonio común, que se desconoce según su opinión en el Congreso. Y, finalmente, la diputada Sofía Castañón citó versos en asturiano.

LOS NIÑOS EN CATALUÑA

El diputado catalán de Ciudadanos José María Espejo tomó la palabra a Bassa, quien preguntó si se imaginaba que la mayoría de las asignaturas se impartieran en una lengua distinta de la suya, y concluyó que sí, que ocurre con los niños hispanohablantes en Cataluña. Así, preguntó por qué en este caso los nacionalistas hablan de derechos individuales y con esos niños no, con apoyo en ello del Grupo Socialista.

Espejo argumentó que, en el Congreso, los derechos que prevalecen no son los de los diputados a hablar en su lengua, sino los de los ciudadanos españoles que deben entenderles y no pagar las traducciones de las intervenciones en lenguas cooficiales, convirtiéndoles en “ciudadanos de segunda”.

La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, también optó por autotraducirse en euskera y castellano, frase a frase, para reclamar que en un Estado pliurilingüe debería aceptarse el uso indistinto de todas las lenguas cooficiales y denunciar que en el Congreso se impone el castellano.

“Aquí nuestras lenguas son invisibles”, se quejó, preguntándose si entonces es “cuestión de medida, de grandes y pequeñas lenguas”, y denunciando que las primeras “viven su nacionalismo” y su “carácter supremacista” con tal naturalidad que “confunden su cultura propia con la cultura universal”. Como ejemplo puso a los Reyes Católicos, cuya efigie sigue presente en el Congreso.

Por el Grupo Mixto, el diputado escindido de Unión del Pueblo Navarro Carlos García Adanero lamentó que para los nacionalistas la lengua sea parte de la lucha política y “para separar”, y denunció la imposición de las lenguas cooficiales en la escuela o el rotulado. Preguntó, apelando al sentido común, qué sentido tiene hablar en otras y gastar millones cuando todos se entienden en español, y recordó que, pese al gasto en defensa del euskera, el lugar donde más se habla es Guipúzcoa y sólo lo hace el 30%.

El portavoz adjunto de la CUP, Albert Botran, habló en catalán constatando que no hay monolingüistas catalanes y denunciando un ”discurso victimista” sobre el castellano hasta que Rodríguez Gómez de Celis le amonestó en vano por dos veces y terminó, también, retirándole el uso de la palabra.

(SERVIMEDIA)
23 Jun 2022
KRT/gja