La setencia considera probado que F.C.P. comenzó en una fecha no determinada de 1990 a acariciar y tocar en los pechos, pubis y genitales a su hija cuando ésta tan sólo contaba con 12 años de edad.

"Prevaleciéndose de su autoridad moral como padre y amenazas de castigo, y con el ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos, obligaba a la menor a acostarse cn el en la cama, sacándole la ropa interior", señala.

La Audiencia explica en la sentencia que el condenado aprovechaba las ausencias de su mujer "por razones de trabajo" para realizar los abusos, los cuales se produjeron "de forma continua" hasta marzo de 1993, "fecha en el que la menor, ya con 15 años, logró vencer el miedo que tenía a su padre y denunció los hechos".

El tribunal, que desestima en la sentencia el atenuante de transtorno psicológico del acusado demandado por la defensa, imponen ambién al condenado la inhabilitación especial de 10 años, cien mil pesetas de multa y la privación de la patria potestad de sus dos hijas.