Todas ests mujeres perciben, además, una beca de 28.000 pesetas mensuales, con el único requisito de no faltar más de dos veces, y, hasta ahora, "la asistencia es de total asiduidad en más de un 90 por ciento de los casos", a juicio de los reponsables del centro.

"La ayuda que reciben es, en muchos casos, la motivación principal para acudir a los cursos, ya que es la única oportunidad de conseguir un ingreso por otra vía distinta de la de 'hacer la calle'", según la memoria de la citada unidad de día, a la quetuvo acceso Servimedia.

La principal característica de los grupos que acuden a los cursos de formación es su heterogeneidad en cuanto a edades, niveles de formación y capacidad para el aprendizaje, así como necesidades y problemáticas.

Los cursos están divididos en cuatro apartados: taller de habilidades sociales, educación para la salud, cursos de cultura general y técnicas de búsqueda de empleo.

Estas enseñanzas tienen como finalidad facilitar el acceso y comprensión de la información básia que cualquier ciudadano ha de tener para saber desenvolverse socialmente: elevar el nivel cultural y dotarlas de habilidades para relacionarse eficazmente con autoridades y organimos, así como para buscar un empleo.

TALLERES LABORALES

Según las mismas fuentes, la demanda para la asistencia a estos cursos ha ido progresivamente en aumento. Los responsables del centro, para desarrollar los contenidos de carácter laboral o prelaboral, han puesto en marcha tres talleres en el mes de septiembre: uno dejardinería, al que asistieron 15 personas; otro de pintado y empapelado de paredes, con 12 asistentes, y un tercero de acabado de alfombras, que comenzó con 7 participantes.

La Asociación para la Prevención y Reinserción de las Mujeres Prostituidas (APRAMP), promotora del Centro de Día, se constituyó en junio de 1989 con la intención de ofrecer modelos alternativos de intervención y servicios de apoyo que posibiliten a estas mujeres y a sus hijos acceder a nuevas y mejores condiciones de vida.

Esa unidad de tratamiento está subvencionada por la Consejería de Integración Social de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) y recibe otras ayudas económicas del Instituto de la Mujer (Ministerio de Asuntos Sociales).

El local está ubicado en una céntrica plaza madrileña y es atendido, a tiempo completo, por una asistente social, una psicóloga y una secretaria. Asimismo, cuenta, a tiempo parcial, con siete monitores de curso o taller y varios abogados para la asesoría jurídica.

La primera toma de ontacto y detección de los problemas y necesidades que requieren atención se realiza a través de las religiosas oblatas y por las propias mujeres que asisten al centro.

"Probablemente este segundo camino sea", según la APRAMP, "la mejor 'correa de transmision' a la que podemos aspirar, ya que se animan unas a otras a utilizar este recurso".