Por el secreto de sumario decretado por el juez, Rodríguez Varela no quiso pronunciarse sobre la posibilidad de que los dos policías detenidos como presuntos autores de las cuatro muertes que han conmocionado a toda la comarc de Nigrán fueran muy aficionados al juego y que quizá tuvieran por ello importantes deudas.

Confesó estar consternado y avergonzado por los hechos que concluyeron, el pasado martes, con las muertes del empresario David Fernández, su mujer, su hija y una empleada doméstica. También afirmó pensar mucho en los dos hijos menores del matrimonio, David y Pedro, de 22 y 15 años, únicos supervivientes de la masacre.

Angel Carlos Rodríguez Varela dijo que ha luchado mucho, desde la clandestinidad incluso en favor del cambio de la Policía Nacional, en una labor que ahora queda oscurecida ante los brutales asesinatos: "Esto nos deja marcado para muchos años.A nuestro favor queda la pronta resolución del caso. Creo que los ciudadanos deben ver que la Policía funciona, a pesar de haber tenido dentro a dos elementos capaces de cometer semejante barbarie".

Rodríguez Varela describió a Manuel Lorenzo, el presunto cerebro del secuestro y de los cuatro asesinatos, como "un lobo solitario" al que no se se le cnocía ni a un amigo en la Comisaría de Vigo.

Según el dirigente del SUP, Lorenzo le comentó hace diez días que le había llegado un expediente que le pedía quince días de suspensión por insubordinación, pero restándole importancia al hecho y asegurando que no le pasaría nada: "Estaba siempre por encima del miel y del mal, siempre era él el más inteligente y el más listo. Lo suyo era el ordeno y mando y hago saber", comentó a Servimedia Rodríguez Varela. Manuel Lorenzo formaba parte del Sindicato Profesonal de Policía Uniformada.

El otro policía detenido por el cuadruple asesinato, Jesús Vela, tenía una personalidad sin definir, a juicio de Rodríguez Varela, quien confirmó que hace cuatro años fue cuando comenzó a presentarse en Comisaría con un pendiente o a teñirse el pelo de diferentes colores.

El caso de Jesús Vela estaba en manos de los servicios médicos del cuerpo, y el agente estaba en "segunda actividad", prejubilado por sus problemas síquicos. Otras fuentes policiales indicaron que actaba siempre de forma "pasota", comentando que había dejado cuatro hijos en Barcelona, de donde procedía, y que aquí tiene otros tres o cuatro.