Según explicó el CSIC este jueves en una nota de prensa, la pieza, “de gran calidad”, podría datar de entre mediados del siglo I a.C. y mediados del siglo I d.C. y se encontraba en “excelente estado de conservación”.

La estatua de bulto redondo y de tamaño natural no conserva la cabeza y parte de los brazos y, probablemente, pertenecía a la decoración más occidental de la zona de las llamadas Termas Adrianeas.

El director de la Escuela Española de Historia y Arqueología (Eehar-CSIC) --uno de los centros que llevó a cabo la excavación--, Antonio Pizzo, señaló que “se trata de un descubrimiento excepcional. En el momento del hallazgo sólo era visible una parte de la espalda de la estatua y yacía sobre una fina capa de estuco pintado, por lo que formaría parte del programa ornamental de las termas”.

Pizzo también apuntó que “algunos elementos característicos, como la piel de cervatillo que cubre sus hombros, permiten plantear la hipótesis de que se trata de una figura reconducible a un contexto dionisíaco”.

OTROS HALLAZGOS

Durante la XXVI campaña de excavación, iniciada en octubre de 2022 y concluida a principios de julio de 2023 en el Parque Arqueológico Cultural del Tuscolo, se descubrieron los restos monumentales de un conjunto termal de época adrianea (siglo II d.C.) sobre el que, en los siglos centrales de la Edad Media, se construyó una iglesia dotada de una zona de enterramientos circundante.

Las excavaciones sacaron a la luz nuevos ambientes propios de las termas, así como numerosos enterramientos, y permitieron comprender mejor la estructura interna de la iglesia medieval.