El CICR explicó que muchos desplazados son mujeres y niños y que aumenta el número de cientos de miles de personas que se alojan en los campamentos ubicados en las afueras de Mogadiscio, en otros lugares o en países vecinos.

El jefe de la delegación del CICR en Somalia, Pascal Mauchle, indicó que "algunos desplazados acababan de regresar a Mogadiscio y esperaban poder rehacer su vida en un entorno más estable, pero sus esperanzas se han desvanecido".

"Por lo general, los desplazados abandonan sus hogares llevando consigo pocas pertenencias y afrontando muchas dificultades. En los campamentos improvisados de Somalia no tienen alimentos adecuados ni agua potable. Las condiciones insalubres agravan aún más su salud ya debilitada", añadió.

Además, el CICR destacó que la escasez crónica de lluvias ha agotado los recursos de la población, de manera que muchos desplazados carecen de protección, refugio, alimentos o incluso utensilios con que cocinar.

Ante esta situación, el CICR actúa en centros sanitarios de Mogadiscio y el centro y sur de Somalia, en la mejora de sistemas de abascecimiento de agua y proporcionando ayuda de emergencia con artículos de primera necesidad, como comida, ropa, bidones, lonas, mantas, esterillas y baterías de cocina.