CRONICA SEMANAL DEL AUTOMOVIL

MADRID
SERVIMEDIA

La transformación productiva de la industria del autómovil, espoleada por la competencia japonesa, está comenzando a dar sus frutos en un momento en que la crisis económica se profundiza y afecta a las ventas de vehículos.

Los ajustes de producción para adaptarse a la demanda son la constante de este segundo semestre, redundante además con los ajustes e personal por la mejora de la productividad.

Prácticamente todos los fabricantes han reducido sus producciones, unos utilizando las regulaciones temporales, otros con pequeñas reducciones de la jornada de trabajo o unas vacaciones extras, y el resto por el sistema del despido pactado.

Sin embargo, hasta el momento, la situación en nuestro país está siendo muy suave. La medida más drástica ha sido la regulación temporal y lo más corriente dejar de producir varios días. Aún así, España puede consierarse privilegiada en este terreno.

Quizá por ello el presidente de Seat, Juan Antonio Díaz Alvarez, declaraba esta semana que no comprendía la falta de sensibilidad del Gobierno hacia un sector que da empleo a un 10 por ciento de la fuerza laboral.

Mientras se dilucidan estas cuestiones, las marcas continúan produciendo novedades. La más señalada, porque afecta al bolsillo, es el anuncio de las primeras subidas de precios como consecuencia de la depreciación de la peseta.

A BMW le han segudo Mercedes y Volvo. La marca de la estrella no ha aplicado una variación uniforme sino que ha tenido en cuenta los distintos modelos aprovechando la aparición de algunas novedades.

Volvo ha incrementado sus precios en un 3,5 por ciento, una cantidad inferior a lo que correspondería al cambio de paridad de las monedas española y sueca. Solo un modelo permanente invariable, el 850. También se confirma que Renault y Rover no van a repercutir las variaciones monetarias.

En el primer caso debería subr precios, pero ha decidido asumirlo. En el segundo, la variación debería ser a la baja porque la peseta se ha revaluado respecto a la libra y los Rover se importan todos del Reino Unido.

En cuanto a los grandes fabricantes, parece que la iniciativa de Renault puede condicionarles pero es general la sensación de que la subida se producirá especialmente en vehículos procedentes de Alemania.

Los japoneses siguen empeñados en no repercutir en los importados de Japón, pese a que la peseta se ha depreiado un 16 por ciento respecto al yen en tres meses. Lógicamente arrecian las acusaciones de dumping.

Hay que tener en cuenta que el mercado doméstico japonés lleva siete meses en caida continua, lo que obliga a las marcas a redoblar sus esfuerzos en la exportación. Por otro lado, los fabricantes europeos están alcanzando unas cotas de calidad y competitividad que comienzan a hacerle más difícil la labor a los nipones.

(SERVIMEDIA)
16 Oct 1992
AP