Los visitantes de esta exposición al aire libre, que se inaugurará oficialmente el próximo jueves día 12, se afanan en mirar a las estatuas poniéndose en peligro, ya que es preciso situarse en el carril-bus para ver las caras. Además, el césped ya ha comenzado a resentirse, puesto que los visitantes tienen que invadirlo para poder observar de frente las esculturas.

Los conductores que transitan por la pricipal arteria de la ciudad aprovechaban esta mañana la detención en los semáforos, en el denso tráfico diario, para echar un vistazo a las moles de desnudos redondeados, lo cual provocaba a su vez los bocinazos impacientes cuando la luz se ponía verde.

Fuentes del Ayuntamiento de Madrid consultadas por Servimedia señalaron que la ubicación y orientación de las figuras responden estrictamente a los deseos del propio Botero, que supervisó personalmente la instalación durante este fin de semana.

"Boero ha sido quien ha decidido que las estatuas miren hacia la calzada, probablemente para que tengan más perspectiva", afirmaron los mencionadas fuentes.

Pero, a pesar de la polémica, los enormes bloques de bronce que representan a seres humanos y animales de generosas proporciones, en el más puro estilo del artista colombiano, ya han desatado el interés de los madrileños, que acuden con cámaras de fotos para encontrar el ángulo más curioso de estos cuerpos.

Mañana, martes, Botero presentará la mestra ante los medios de comunicación en una rueda de prensa en el Centro Cultural de la Villa, bajo la Plaza de Colón, y responderá con toda seguridad a la pregunta que todos se hacen: ¿por qué miran las estatuas a los conductores y no a los peatones?.