La cifra de demandantes de empleo incluía a los 2.360.400 parados oficialmente reconocidos como tales, y a otras 2.049.300 personas que se inscribiero en busca de trabajo pero no fueron contabilizados como desempleados por diferentes razones.

Una tercera parte aproximadamente fueron excluidos por tratarse de personas que, teniendo un trabajo, se inscriben en las oficinas del INEM con la intención de cambiar de empleo o compatibilizar uno nuevo con el que ya ejercen.

El INEM también excluye a los trabajadores inmersos en expedientes de regulación de empleo, jubilados, estudiantes, trabajadores eventuales del campo subsidiados y empleados en ocuaciones con horarios inferiores a las 20 horas semanales, entre otros colectivos.

La cifra de excluidos se ha mantenido por encima de los dos millones desde junio de 1992, después de una escalada que se inició al aprobarse en 1985 las nuevas normas para contabilizar los parados estadísticos.

Al año siguiente, el número de demandas de empleo registradas se situó en 3.420.800, un millón menos que ahora, pese a que había 400.000 parados más. La explicación radica en que los excluidos de las estadístcas eran sólo 666.200, la tercera parte que ahora.

SOBRE TODO, EN ANDALUCIA

Del total de excluidos, alrededor de la mitad viven en Andalucía, por la fuerte presencia de trabajadores agrarios subsidiados, aunque también son numerosos en Valencia, Cataluña, País Vasco y Madrid.

Por edades, predominan los menores de 30 años, debido principalmente a la fuerte presencia de estudiantes, que se situó a lo largo de 1992 en torno al medio millón de inscritos. Por sexos, hay más mujeres que varones.

En cuanto a su nivel de cualificación, predominan los que tienen solamene certificado de escolaridad y quienes sólo han realizado estudios de EGB, mientras que son muchos menos los titulados de graduación superior y las personas sin estudios.