Los expertos han coincidido en que las personas que acuden regularmente a misa tienen la presión sanguínea más baja, menos períodos de depresión y ansiedad, y sistemas inmunológicos más fuertes que las que no son religiosas. Las probabilidades de fallecimiento son de menos del 23%, durante los 28 años estudiados en la vida de estas personas.

De acuerdo con el doctor Harold Koening, del Centro Médico Universitari de Duke, la participación en los servicios religiosos está asociada a grandes beneficios para la salud en las personas mayores y a un mayor apoyo social. Pero el cuidado en la salud también se da en los jóvenes de inclinaciones religiosas, ya que éstos son los que menos fuman y beben alcohol.