Aunque el consumo de esta droga no está muy extendido, las autoridades británicas han manifestado su preocupación por el aumento de su mercado y afirman que los consumidores de este tipo de estupefaciente podrían terminar siendo adictos a otras drogas más duras.

El estudio se realizó en 1995 sobre n grupo de 63 personas. Dos años después, entrevistaron a 50 personas, de las que 15 habían reducido su consumo y 22 afirmaron combinarlo con otras drogas como la heroína y la metadona. Además, descubrieron que las 13 personas que habían conseguido dejar el "crack" también lo habían hecho con otras drogas.

Por otra parte, los investigadores concluyeron que la imagen del "crack" está siendo suavizada por los traficantes de drogas a pequeña escala, que bajan el precio del "crack" con el fin de extender u mercado.