Bonafini, que lidera un sector de las Madres de la Plaza de Mayo argentinas, hizo una defensa encendida de ETA y calificó al Estado español de represor de las libertades en el País Vasco. Estas manifestaciones merecieron la reprobación de todas las fuerzas políticas spañolas de carácter nacional y crearon malestar en el Gobierno.

Desde entonces, Exteriores no ha creido necesario tomar ningún tipo de medida diplomática y tan solo se "ha limitado a tomar nota de quien es esta señora, lo cual es bueno también para algunos incautos españoles que la trataban como si fuese una señora respetable", dijo Cortés.

El responsable ministerial destacó la posterior "respuesta muy positiva de las Madres y de las Abuelas de la Plaza de Mayo argentinas", que se manifestaron e Buenos Aires días después "para repudiar las declaraciones de esta señora y para mostrar su rechazo frontal a cualquier tipo de violencia, ellas que precisamente la han sufrido en sus propias carnes".

Cortés descartó que los servicios diplomáticos españoles puedan emprendan una campaña de información sobre la actuación de la banda terrorista y la situación en el País Vasco ante gobiernos e instituciones de otros países y se dió por satisfecho con la manifestación celebrada en Buenos Aires "contra todo aquellos que comprenden, toleran y disculpan el terrorismo criminal".