LAS CORRALAS DE LAVAPIES SE HAN CONVERTIDO "EN UN BUEN NEGOCIO A OSTA DE NEGROS Y MARROQUIES", SEGUN FUENTES DE LA EMV
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Muchos caseros del madrileño barrio de Lavapiés están haciendo al parecer un buen negocio a costa de un tipo de inquilino que es capaz de meterse donde nadie lo haría: inmigrantes marroquíes y negros, según señalaron a Servimedia fuentes de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV).
Estos inmigrantes pgan unos alquileres que oscilan entre las 30.000 y las 60.000 pesetas por viviendas con una superficie media de 30 metros cuadrados, y que muchas veces tienen el baño en el exterior, a compartir con diez vecinos más. Según la EMV, la calle Amparo es un buen ejemplo.
Con estas posibilidades, a ningún propietario parece interesarle invertir dinero en rehabilitar una corrala para sacar sus viviendas al mercado, donde hay quien opina que tienen atractivo. "Aquí me viene mucha gente diciendo que le gustarí vivir en una corrala, e incluso vuelve ahora la gente que le gustaría tener una buhardilla, como en los años 70-75", afirmó Eduardo Sánchez, jefe del Departamento de Rehabilitación Privada de la EMV.
Aunque algunos expertos cifran en 15.000 personas los inmigrantes que se refugian en estas infraviviendas poco permeables a la acción policial, otros, como el sociólogo de la EMV Fermín Alvarez, opinan que son menos.
Alvarez considera, en todo caso, que la implantación de población marginal en Lavapés, y más concretamente extranjeros, va en aumento desde hace unos tres años.
Las características del proceso son que estas personas se quedan en sitios degradados (pagando, eso sí); su modo de ganarse la vida es, en general, ilegal (venta ambulante en el Metro, por ejemplo), y su presencia en el barrio es una "dificultad añadida" al posible despegue urbanístico de la zona, según Alvarez.
(SERVIMEDIA)
28 Jun 1993
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