A las honras fúnebres asistieron en representación del Gobierno el ministro de Defensa, Juliá García Vargas, y el ministro de Interior, José Luis Corcuera, y también estuvieron presentes el jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Rodrigo; los jefes de Estado Mayor de los tres ejércitos; el alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano y el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, entre otras autoridades civiles y militares.

El único incidente ocurrido durante la ceremonia lo protagonizó el empresario jerezano José María Ruiz Mateos, que gritó "Felipe ríndete" cuando estabasiendo entregada a la viuda del militar la condecoración que el Ministerio de Defensa le concedió a título póstumo.

Tras la ceremonia fúnebre, el féretro con los restos mortales del general asesinado fue trasladado al cementerio de la Almudena, donde fue inhumado en una ceremonia íntima a la que sólo asistió una representación militar por expreso deseo de la familia.

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