El ataque de morteros, según explicó a Servimedia el propio David López, sucedió el pasado 27 de enero, cuando el Obispado estaba ocupado por ocho personas.

El cooperante español recibió el impacto de metralla en la parte auricular derecha y los médicos no descartan que tenga restos de metralla incrustados en el oído.

"Cuando se sufre un atentado de estas características se puede decir que volvimos a nacer las 8 personas que nos encontrábamos allí", apuntó. Tras el atentado, David Lópezcomunicó los hechos a la Nunciatura y al Gobierno ruandés.

López resaltó el clima de "continua conflictividad" que se vive en Ruanda y destacó la "labor y esfuerzo" de los 85 religiosos españoles que trabajan con el pueblo ruandés, "con una media de 16 a 18 horas al día, a pesar de las falsas acusaciones recibidas de apoyar más a unos que a otros", indicó.

En la zona donde ocurrió el ataque de morteros fueron asesinados en enero de 1997 tres cooperantes españoles de la organización Médicos del Mudo.