En un artículo que publica "El Socialista", órgano oficial del PSOE, Alfonso Guerra afirma que "mientras se trabaja para aflorar supuestas debilidades, el crecimiento de afiliación y militancia revelan una apuesta en la sociedad por un partido vertebrador, dinámico, cohesionado y reunido en torno a su dirección democrática, que atiende más que a las falsas expectativas de unos pocos a las justas demandas de la mayoría".

La cohesión y la capacidad organizatia, subraya el dirigente socialista, "son uno de los principales avales (del partido) ante la sociedad". "No cabe duda de que en algunos medios esto no satisface y se utilizan continuos argumentos de desgaste basados en supuestas crisis internas u otras ideas semejantes".

Según el "número dos" del PSOE, la fortaleza de su partido reside en la continua reflexión política, el debate abierto y constructivo en torno a las ideas y a su capacidad regeneradora frente a las nuevas realidades.

En el artícuo, titulado "La responsabilidad del futuro", Guerra destaca el liderazgo que ejerce el secretario general del PSOE en el partido y en la sociedad.

"Felipe González representa al conjunto del partido y cuenta con el respaldo de éste en sus actuaciones. Pero el PSOE nunca ha patrimonializado sus activos. Felipe González es también un líder social por encima de las delimitaciones partidarias. Sin duda, el mejor promotor y, a su vez, portavoz de las grandes transformaciones de nuestro país".

Sobre laalternativa que ofrece la derecha al proyecto socialista, Guerra se refiere en estos términos: "En la actualidad, en el panorama político pervive una derecha política y económica incapaz de convertirse en una alternativa seria y con credibilidad suficiente para gobernar".

"Sus dirigentes compiten entre sí por el protagonismo, sus ofertas son dispares y contradictorias, sus convicciones democráticas comienzan a ser nuevamente discutibles. Ni están preparados para gobernar ni tienen programa para hacerl".

En referencia a Izquierda Unida, el vicesecretario general socialista señala que el desmantelamiento ideológico del comunismo ha negado la oportunidad de los partidos comunistas y sus fórmulas electorales para ofrecer propuestas modernas, serias y con futuro.

"Y menos aún", añade Guerra, "cuando a este vacío ideológico lo acompañan continuos acuerdos y connivencias con la derecha en la estrategia común contra el proyecto socialista".