En su último discurso al frente del Alto Tribunal, Bereijo aseguró que esta reforma es "la más perentoria" de cuantas leyes requieren ser modificadas.

A su juicio, hay que evitar "el flujocasi torrencial" de demandas de amparo que llegan al Constitucional, de las que "muy pocas" merecen siquiera ser admitidas a trámite, puesto que no se refieren a vulneración de derechos, sino simplemente a discrepancias con una resolución contraria recibida de los jueces ordinarios.

Bereijo cerró con su discurso el acto de toma de posesión de los cuatro nuevos magistrados del Constitucional: Maria Emilia Casas Baamonde, Vicente Conde Martín de Hijas, Fernando Garrido Falla y Guillermo Jiménez Sánchez. Aseguró que, desde enero a noviembre de este año, el Constitucional ha resuelto casi 4.500 recursos de amparo, de los sólo 200 han sido admitidos a trámite.

"El horizonte, en este punto, es grave y preocupante", insistió Bereijo, quien consideró que la reforma debe producirse porque "el provecho sería patente no sólo para la propia jurisdicción de amparo", sino también para los recurrentes. En este momento, el Constitucional suele tarda algo más de medio año en responder si admite o no a trámite os recursos y entre 2 y 4 años para solucionar el fondo de la demanda de amparo.

Finalmente, el ya ex presidente del Constitucional arremetió nuevamente contra los responsables de que la última sustitución de magistrados se haya atrasado más de 9 meses. Según Bereijo, con estas actuaciones, "lo que se pone en riesgo es la integridad de la misma Constitución".

Insistió en que el mandato que la Carta Magna fija para los magistrados (9 años) no puede "quedar relativizado" por la falta de gestión de os gobernantes y pidió incluso "posibles cambios, por la vía de interpretación o reforma legal, en la actual ordenación de las renovación parciales del Tribunal".