Como se recordará, este atentado, el último de ETA, tuvo una primera explosión a las 7.30 horas en la Avenida de Carlos III, a la altura del número 3.

Posteriormente, a las 22.20horas de ese mismo día y a la 1.30 del día 22, la Policía hizo explosionar otros dos artefactos en dos vehículos en zonas adyacentes ante la imposibilidad de desactivar los explosivos.

Estas dos últimas explosiones han generado mayores daños en las viviendas adyacentes que la inicial, y a ellas se debe la mayor parte de las indemnizaciones que deberá pagar el Consorcio.

Las reclamaciones recibidas hasta finales de mayo en esta institución han sido 250, de las que 50 se deben a la primera explosió y 200 a las siguientes.

Por tanto, las primeras 50 se abonarán con cargo a daños por terrorismo, mientras que las segundas se cargarán como siniestralidad "por actuaciones de las Fuerzas Armadas en Tiempo de Paz".

Después de los estudios realizados por el Consorcio en las últimas semanas, estiman que el gasto medio por siniestro será de en torno a 300.000 pesetas, debido principalmente a rotura de cristales y persianas, o grietas en tabiques o falsos techos.

Las mismas fuentes consideran qu se trata, pues, de daños de escasa cuantía, y, sobre todo, que no se han registrado daños que afecten a la estructura de ningún edificio, cosa que sí ha ocurrido en otros atentados terroristas.