En el transcurso del I Encuentro Emprsa-Universidad, Ortega reconoció que España no ha llegado aún a unos niveles adecuados de financiación pública para las universidades y que las administraciones públicas centrarán sus presupuestos en objetivos, en lugar de programas.

Ortega apostó por la desregulación de las universidades por parte de las administraciones públicas. En este sentido, afirmó que éstas deben dar más libertad a los centros educativos superiores para que compitan entre ellos. "El peligro (de la regulación) es que se tiendela homogeneización", apostilló.

Por último, Ortega enumeró dos riesgos en los que puede incurrir la universidad en el futuro: la mercantilización del saber, debido a la dependencia del mercado; y el ensimismamiento, es decir, encerrarse en sí misma.

Para evitarlos, se mostró partidario de promover "la cultura del pacto", mediante el diálogo entre las universidades, el Estado y las comunidades autónomas.