El incidente se remonta al pasado 5 de febrero, cuando Enus transportó desde la fábrica de Juzbado, en Salamanca, a la empresa General Electric en Estados Unidos una partida de contenedores, teóricamente vacíos.

Al llegar a su destino, los operarios de General Electric comprobaron que 3 de los 150 contenedores contenían uranio enriquecido en su interior, por lo que la compañía informó a las autoridades españolas y norteamericanas.

El CSN ha clasificado el incidente en el nivel 1 de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares, al determinar que no se proujo daño radiológico ni en las personas ni el medio ambiente, ya que los contenedores no presentaban contaminación superficial y mostraban niveles de radiación por debajo de los límites aceptables.

Según el Consejo de Seguridad Nuclear, que ha encontrado incumplimientos de los procedimientos de operación de la fábrica, el incidente fue la consecuencia de una sucesión de errores.