El consejero delegado de la compañía, Rafael Miranda, dijo ayer que lo coherente sería presentar el aval, pero la última palabra la tiene el Consejo y hay razones para que Endesa no ejerza su opción a paralizar la oferta de la gasista.

En primer lugar, porque la OPA de Gas Natural está de hecho paralizada a la espera de que E.On obtenga o no las autorizaciones administrativas correspondientes, lo que supondrá en el mejor de los casos dos meses y en el peor meterse de lleno en el verano.

Otros motivo nada desdeñable es el valor de la acción, que cuanto mayor sea la duración del proceso más posibilidades tiene de que caiga y con ello aumente la preocupación entre los inversores, especialmente de los fondos e instituciones extranjeros.

Asimismo, la no presentación del aval de 1.000 millones tampoco detiene la investigación de la juez Iglesias sobre si ha habido o no pacto colusorio entre Gas Natural e Iberdrola. Endesa tiene ya la victoria moral con la aceptación por parte de la magistrada de la medida cautelar propuesta, aunque luego la eléctrica sopese que le conviene más no ejecutarla.

Por otro lado, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) también ha advertido de que si Endesa suspende la OPA de Gas Natural se paralizaría también la oferta de la alemana E.On hasta que se agote la vía judicial.

Pero también es posible que los consejeros de Endesa decidan entregar los 1.000 millones a la juez y judicializar ambas opas durante un largo periodo, hasta que decida la jueza Iglesias, ganando tiempo para convencer a los accionistas de que el mejor proyecto y los mejores gestores son los de Endesa.