En declaraciones a Servimedia, Llamazares indió que el congreso popular ha demostrado las sospechas de que no iba a ser "un debate de ideas, sino de autobombo, autosatisfacción y pura propaganda" en el que la "aparente unanimidad sólo esconde la falta de propuestas".

A su juicio, todo estaba "predeterminado" en este cónclave, en el que se vuelve a poner de manifiesto que "el PP es una formación caudillista, y todas las decisiones quedan en manos de Aznar, que tiene en su cuaderno azul todas las claves fundamentales en cuanto a la futura direccióndel partido y del país".

"Todo se centra en la cúpula del partido", agregó, "lo que deja claro el cesarismo del partido". Resaltó que sólo el primer día del congreso hubo un amago de debate respecto al reglamento, pero "se solucionó con una fórmula en tablas que garantizó la continuidad en espera de que el caudillo elija un candidato clónico" para las próximas elecciones.

"VISION IDILICA"

Asimismo, criticó al PP por "seguir ocultando la realidad, al hablar de pleno empleo cuando lo que existe e paro y precariadad laboral; de modernización en una etapa de recesión económica; de patriotismo constitucional cuando hay un modelo de Estado conflictivo; y al tratar de patrimonializar las víctimas del terrorismo y la lucha contra ETA, cuando los afectados somos toda la sociedad, a la que el PP no representa, y ésta es una tarea que corresponde a todos".

"La realidad tiene tonos blancos, grises y negros; no todo obedece a la visión idílica, de la España de las maravillas, que ofrece el PP en un congeso en el que, además, no se ha despejado ninguna de las incógnitas que había", añadió.

Llamazares concluyó que "la falta de autocrítica de un partido que asegura que no existe corrupción económica no podrá evitar que esta imagen se compare con una realidad evidente" que no le da la razón, y resaltó que, "aunque se ponga la máscara centrista, sigue apareciendo como un partido muy conservador con tendencias a monopolizar toda la representación del país".