En esa primera Asamblea Plenaria, a la que estaban convocados 70 obispos, resultó elegido presidente el entonces arzobispo de Snatiado de Compostela, cardenal Fernando Quiroga, mientras que el arzobispo de Madrid, Casimiro Morcillo, era elegido vicepresidente.

Según ha declarado a Servimedia el actual secreario general de la Conferencia Episcopal, José Sánchez, "los resultados cosechados a lo largo de estas tres década son muy positivos".

Para José Sánchez, la Conferencia Episcopal ha logrado que la voz de la Iglesia católica sea tenida en cuenta, "aunque en ocasiones no tanto como nos hubiera gustado", matiza.

El prelado considera que la existencia de la Conferencia Episcopal no ha restado autonomía a los obispos en su diócesis, ya que "sería un error pensar que la Conferencia tapa, oscurece o anua a las diócesis, porque de ser así perdería su sentido, dado que está para ayudar y no para suplantar el trabajo de cada obispo en su diócesis".

Durante estos treinta años han presidido la institución los cardenales Fernando Quiroga (1966-69), Vicente Enrique y Tarancón (1971-81) y Angel Suquía (1987-93) y los arzobispos Casimiro Morcillo (1969-71), Gabino Díaz Merchán (1981-87) y Elías Yanes, desde 1993.

Desde su creación ha celebrado 65 asambleas plenarias, 165 reuniones de la Comisión Permanete y 189 del Comité Ejecutivo. Su sede actual en la madrileña calle Añastro fue inaugurada por Juan Pablo II el 31 de octubre de 1982, en su primer viaje apostólico a España, y volvió a visitarla el 15 de junio de 1993.

En virtud de los acuerdos Iglesia-Estado de 1979, se reconoce la personalidad jurídica y civil de la Conferencia Episcopal, cuyos últimos estatutos fueron refrendados definitivamente por la Santa Sede en 1991.