Para Blanco, todos los polémicos debates de la conferencia están siendo inducidos "por una filosofía muy propia de los países más desarrollados del Primer Mundo, que intenta convertir al Tercer Mundo a una ideología antifamiliar e individualista. Es una manifestación más del colonialismo cultural del Primer Mundo frente a los países subdesarrollados".

El portavoz de la Conferencia Episcoal en temas de aborto consideró que toda la reunión "se ha caracterizado por una excesiva ideologización en materia de planificación familiar, provocada por grupos de presión americanos con mucha presencia en los organismos de la ONU" lo que lleva a una escasísima atención a los problemas reales del Tercer Mundo".

Asimismo, "es un intento de dar un tratamiento global al presunto problema demográfico mundial, cuando no existe tal problema, es un problema específico de algunas zonas".

Lo que se preende con el tema del aborto es, a su juicio, convertir lo que es objetivamente un atentado contra la vida humana, sea legal o no legal, en un instrumento sanitario de desarrollo económico".

Blanco señaló que del documento final que se apruebe, "lo que está escrito con demasiada ambigüedad es la calificación que merece el aborto", cuando en otros muchos textos de Naciones Unidas incluyen el aborto como uno de los instrumentos legítimos de planificación familiar.